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El 26Nov90, una sección de dos Grumman S-2E Tracker de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina (EA2S) daba comienzo a una salida de rutina de adiestramiento, para llevar a cabo instrucción en despegue y aterrizaje desde la Base Aeronaval Comandante Espora (Buenos Aires).

La tripulación del 0705/2-AS-26 estaba compuesta por el Teniente de Fragata Javier Francisco Diamante como piloto y el Teniente de Fragata José Horacio Gahn como piloto de seguridad, acompañados por el Cabo Segundo Gustavo Márquez como mecánico; mientras que a bordo del 0701/2-AS-22 se encontraba el entonces Comandante de la Escuadrilla, el CC (VGM) Juan Membrana junto al TF “Reggie” Dennehy y el mecánico de a bodo.

 

Luego de completado el 8vo despegue y en momentos el que el 2-AS-22 hacía lo propio, el “26” cayó a tierra en proximidades de la cabecera 16, mientras efectuaba la aproximación a la pista en uso; perdiendo la vida su tripulación. Una situación de emergencia sin posibilidad de recuperación por la altura a la que se encontraba el avión, resultó en el penoso final.

El trágico accidente del Tracker – veterano de la Guerra de Malvinas –  sería el único con pérdida de vidas en los hasta entonces 28 años de operación de los Buhos en la Armada Argentina y que se extiende al día de hoy, con 58 años de servicio de la familia S-2A, S-2E y S-2E/T.
Durante este largo periodo  como principal medio de lucha antisubmarina del país, un total de seis S-2A, un S-2F y seis S-2E operaron con los colores del Comando de Aviación Naval. Tres de los veteranos S-2A fueron convertido en su momento a la versión Tracker Utilitario, mientras que cuatro de los cinco S-2E sobrevivientes fueron modernizados a la versión Turbo Tracker con motores Garret TPE-331-15AW.
Operaron desde ambos portaviones de la Armada Argentina, los ARA (V-1) Independencia y ARA (V-2) 25 de Mayo proyectando la soberanía nacional sobre todo el Mar Argentino.
Partícipes destacados durante el Conflicto del Atlántico Sur, los aparatos de la EA2S tomaron parte de las acciones desde el inicio del mismo, cuando tres aviones de la unidad (entre ellos el propio 2-AS-26, junto al 2-AS-22 y 2-AS-25) embarcaron en el ARA 25 de Mayo para participar de la “Operación Rosario” que llevaría a la reconquista de las Islas Malvinas.
Sin embargo, no serían los únicos Tracker que tomarían parte de este hecho histórico. En efecto, además de los pertenecientes a la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, un cuarto aparato, el veterano 0510/6-G-52 de la Escuadrilla Aeronaval de Propósito Generales, convertido en utilitario, también embarcó en el “25 de Mayo” al mando del CC Alejandro Lefevre.
Operando hasta el último día de la guerra, también le correspondió al “26” llevar adelante la última misión de la EA2S, el 14Jun82 y justamente al mando del TN Juan Membrana, junto al TN Rafael Cornejo Solá y los CS Ernesto Paulinkas y Juan Carrera. Ese vuelo, iniciado a las 08:35 hs desde la Estación Aeronaval Río Gallegos se convertiría entonces en el cierre de la participación de los Búhos en la guerra y también de la Aviación Naval.
A lo largo de la contienda operaron desde el portaviones y desde el asentamiento conocido como Estación Aeronaval Malvinas en Puerto Argentino, pasando más tarde a operar desde la Estación Aeronaval Río Gallegos. Tras la finalización del conflicto y habiendo alcanzado 800 hs de vuelo en 107 misiones de combate, la unidad fue también la última en replegar a su base de asiento, el 23Jun82. Por las acciones llevadas a cabo, recibió la condecoración “Honor al Valor en Combate” por “Ejecutar en forma destacada sucesivas misiones de exploración, proveyendo importante información, bajo condiciones meteorológicas adversas y excediendo los límites normales operativos“.

Paradójicamente, el otro aparato participante del vuelo de aquel día tampoco sobreviviría las operaciones. El 2-AS-22 – ya modificado como TurboTracker – resultó con daños mayores que motivaron su descargo, luego de un accidente sufrido durante el aterrizaje en Comandante Espora el 20Abr11. Afortunadamente en esta oportunidad, sólo hubo que lamentar la pérdida del material, sin consecuencias para su tripulación.

 

Agradecimiento a Vladimiro Cettolo, Sebas Solis, Martín Otero y Claudio Meunier.

Fuentes:

Instituto Aeronaval – Notas del CNAV (Re) Juan José Membrana
“Jamas serán olvidados” – Claudio Meunier