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Por Javier Mosquera

El 23 de Diciembre de 1968 aterrizaban en la I Brigada Aérea de El Palomar, los primeros tres Lockheed C-130E Hercules que pasarían a integrar el entonces Escuadrón de Transporte Aerotáctico, encuadrado dentro del Grupo 1 de Transporte Aéreo.

La relación de la Fuerza Aérea con el aparato había comenzado bastante tiempo atrás, cuando a pedido de los Estados Unidos, tres tripulaciones recibieron entrenamiento en C-130A para incorporarse a la Fuerza Combinada que se esperaba formar ante la escalada de la Crisis de los Misiles en Cuba. Superado por la vía diplomática, de todas maneras la FAA intentó entonces la adquisición de un número de estos aparatos y a pesar de haberse dispuesto de la partida presupuestaria correspondiente, la operación no se llevaría a cabo y recién un lustro más tarde vería canalizada la adquisición de los cuatrimotores.

Matriculados TC-61, 62 y 63, los Hercules se convertirían en la espina dorsal del transporte táctico de la Fuerza Aérea, continuando vigente hoy día como principal unidad de este rol dentro de la misma.
Con su presencia desde la Antártida Argentina hasta la frontera norte, proyectando su operación en los países vecinos y llegando incluso hasta Europa y Asía, las “Chanchas” del Grupo 1 se convirtieron en imagen característica de la Fuerza Aérea.

Con su bautismo de fuego contra un enemigo extranjero en durante la Guerra de Malvinas, los Hercules han colaborado a extender las capacidades de la nación, tanto en épocas de paz como en acciones de guerra, apoyando los cascos blancos o las operaciones del componente argentino durante la Guerra del Golfo como la asistencia en desastres naturales o campañas humanitarias.

A lo largo de sus 52 años de servicio, la FAA ha operado un total de 8 C-130H (los tres primeros convertidos a dicho standard y también conocidos como Super E), 2 KC-130H, un L-100-30 adquirido en el ámbito civil y 5 C-130B recibidos a principios de los 90.

A pesar de registrar un excelente nivel de seguridad durante más de cinco décadas, la unidad sufrió la pérdida de paradójica dos de sus aviones precursores.
El TC-62 resultó destruido por un ataque de fuerzas terroristas mientras se aprestaba a despegar del aeropuerto de Tucumán el 28Ago75, provocando la muerte de 6 gendarmes parte del pasaje y lesiones a otros 28 ocupantes.

La segunda pérdida se produjo en el marco de las operaciones llevadas a cabo en la Guerra de Malvinas el 01Jun82, cuando el TC-63 (Indicativo “Tiza”) se encontraba realizando una misión de Exploración y Reconocimiento – claramente fuera de las capacidades del avión – y resultó derribado por un Sea Harrier FRS.1 del 801 Sqn a cargo de Sqd Ldr Nigel Ward.

Como resultado de esta acción de guerra, perdieron la vida el Com (PM) Hugo Meissner, My (PM) Rubén Martel, My (PM) Carlos Krause, SM Julio Lastra, SP Manuel Albelos, SAux Miguel Cardone y el SAux Carlos Cantezano.

Por otra parte y modernizado de manera reciente, el veterano TC-61 – bautizado apropiadamente BAM Cóndor – continúa en servicio como dotación de la I Brigada Aérea, igual que cuando la base precursora de la aviación lo vio arribar un día como hoy, hace 52 años.