Por Javier Mosquera
Luego de la exitosa misión llevada a cabo el 04May82 y que envió al fondo del mar al Destructor HMS “Sheffield”, el último de los dos veteranos exploradores SP-2H Neptune quedó fuera de servicio, sin posibilidades de proporcionar información a las unidades de ataque de la Aviación Naval, en especial de los Super Etendard de la 2da Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (EA32). Los veteranos radares APS-20 de los Neptune con fallas constantes y el esfuerzo a los que habían sido sometido motores y células cobró su precio y el 2-P-111 quedó fuera de servicio el 03May82, luego de participar activamente en la búsqueda de los sobrevivientes del crucero ARA (C4) Gral Belgrano mientras que su gemelo, el 2-P-112, actor fundamental en el ataque al “Sheffield” corrió la misma suerte el dia posterior a la acción, el 05May82.
A pesar de los denodados esfuerzos del personal de mecánicos de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración y del entonces Taller Aeronaval Central, no pudo ponerse en servicio ninguno de los dos aviones hasta el 31May82 cuando el “112” intentó volver al servicio tras un vuelo de prueba en condiciones extremas.
Mientras tanto, el Comando de Aviación Naval necesitaba obtener información confiable para permitir nuevos ataques de los Super Etendard, en especial contra los portaaviones y buques logísticos enemigos. El 23 de Mayo, la Central de Operaciones de Puerto Argentino informó que en base a los barridos del radar AN/TPS-43 de la Fuerza Aérea instalado las islas, se podía presumir la ubicación de al menos uno de los portaaviones ingleses, en base a las rutas que efectuaban los Sea Harrier.
De acuerdo a la información recibida, la EA32 ordenó el alistamiento de la siguiente pareja de pilotos – los cuales rotaban de acuerdo a un orden preestablecido – para una nueva misión de ataque con los misiles Aerospatiale AM-39 Exocet. En esta oportunidad, les tocó el turno al CC Roberto Agotegaray y al TF Juan Rodriguez Mariani. El personal técnico puso a disposición, paradójicamente a los mismos dos aviones que habían participado del ataque contra el HMS “Sheffield”. En efecto, los Super Etendard 0752/3-A-202 y 0753/3-A-203 fueron alistados para la misión que dio comienzo a las 15 hs desde Rio Grande.
Luego de reabastecerse desde uno de los KC-130H de la Fuerza Aérea, emprendieron la pierna final de la ruta de ataque y a unas 55 millas de la probable ubicación del blanco realizaron un ascenso para hacer un barrido con sus radares Agave.
Nada apareció en las pantallas y decidieron continuar hasta unas 38 millas, para un nuevo barrido, el cual no arrojó eco alguno. El último intento lo realizaron a 23 millas del punto indicado y sin resultados positivos, iniciaron el regreso sumidos en la frustración.
Sin embargo, una nueva oportunidad para la Escuadrilla llegaría rápidamente y en el Dia de la Patria, con nueva información proporcionada por el radar Malvinas y el aporte de misiones de exploración realizadas por los S-2E Tracker de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, se planificó una nueva misión contra un grupo de tareas que operaba al noroeste de las islas.
Para esta misión, se trazó una ruta de aproximación totalmente diferente y que resultaría inesperada para la flota enemiga. Además, distintas situaciones incidieron de manera casual en la operación.
Por un lado, el Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aérea había atacado con éxito una formación de buques que actuaba como piquete radar y que se había desempeñado con éxito mortal hasta ese momento. La Fragata Type 22 HMS (F88) “Broadsward” recibió el ataque de la escuadrilla “Vulcano” de A-4B entrando desde el Norte de la Isla Borbón -que logró un impacto directo de una bomba de 1000lbs (paradójicamente una Royal Ordnance Mk.17 de origen ingles) que atravesó la estructura del buque sin explotar – mientras que el Destructor Type 42 HMS (D118) “Coventry” recibió un minuto más tarde el ataque de los A-4B de la escuadrilla “Zeus”.
Ahí se terminó la suerte de la “Coventry” y tras 22 minutos de infierno, pagó con el hundimiento las victorias de los días anteriores.
En el medio del caos originado por el ataque, los Sea Harrier se concentraron en la zona en previsión de nuevos ataques que no iban a suceder. Este movimiento de aeronaves alejandose del grupo de portaaviones resultaría resultarían también fatal para el componente naval enemigo. Además, sus movimientos aportaron también para el radar de Puerto Argentino, las rutas de ida y vuelta hacia donde se suponía se encontraba al menos, uno de sus portaaviones.
Esta sucesión de ataques hizo pensar a las fuerzas británicas que ambos eran producto de una acción coordinada.
En horas de la mañana de ese 25 de Mayo, el Comandante de la EA32 recibió la información necesaria para ejecutar un nuevo ataque. De acuerdo a lo establecido, una nueva pareja tomó la responsabilidad de llevar adelante esta nueva salida. El CC Roberto Curilovic y el TN Julio Barraza se prepararon para ejecutar esta misión, en esta oportunidad a bordo del 0753/3-A-203 y – en reemplazo del “202” – el escalón técnico entregó el 0754/3-A-204 para el despegue previsto a las 14:00 hs., luego de un aplazamiento por falta de avión reabastecedor.
Ahora si, luego de reabastecerse a unos 12000 ft desde el KC-130H TC-69 de la Fuerza Aérea Argentina al mando del VCom Pessana a unas 150 millas de Puerto Deseado, los dos Super Etendard iniciaron el descenso para la fase de aproximación al blanco, realizado a unos 60 ft y en un silencio de radio absoluto.
De acuerdo a lo establecido por procedimientos, a unas 55 millas del punto dado iniciaron un ascenso para realizar un barrido de radar. Ahora si y a diferencia de la salida anterior, aparecieron tres blancos. Con la confirmación, continuaron el vuelo en silencio y a 35 millas, realizaron un breve ascenso hasta unos 180ft barrieron nuevamente y el Agave detectó otra vez la formación enemiga y enganchó el blanco mayor.
Se trataba del HMS (R12) “Hermes”, acompañado por la fragata Type 21 HMS (F172) “Ambuscade” y el portacontenedores “Atlantic Conveyor”, buque de la Cunard White Star Line requisado para transportar material aéreo a la zona de conflicto, junto a su gemelo, el Atlantic Causeway.
Finalmente y a unas 20 millas ambos aviones lanzaron los misiles, sobre el mismo blanco engachado. Eran las 16:28 hs y la suerte del “Atlantic Conveyor” estaba sellada.
El CC Curilovic y el TN Barraza, separados por unos 200 mts, iniciaron el escape hacia Puerto Deseado. Sin embargo y dado que el tanquero los había esperado en zona, arriesgando material y tripulación para colaborar con un supuesto escape con escasez de combustible, la sección tomo la decisión de reabastecer y volver a su base de despliegue en Rio Grande.
En pleno océano, el Destructor Type 42 HMS (D88) “Exeter” detectó con sorpresa la aproximación de los cazas navales. Si bien la infiltración chilena en proximidades de Rio Grande había transmitido el despegue de los Super Etendard, las defensas británicas se habían relajado una vez superada la teórica máxima autonomía de los mismos, considerando que la alerta había cesado. Los reportes británicos indican que también la “Ambuscade” detectó a los SUE y hasta que el HMS (R05) “Invincible” había lanzado sendos Sea Dart contra ecos que resultaron espurios; pero lo cierto es que los misiles siguieron su curso y alcanzaron al Atlantic Conveyor que se encontraba virando rápidamente a rumbo 040, según reportan los documentos británicos.
En medio de un caos electrónico y las órdenes que se impartían desde el “Hermes”, aparentemente el movimiento del portacontenedores presentó una mayor superficie electrónica para los radares de los Exocet que cambiaron su curso e impactaron sobre la banda de babor del buque.
El desastre fue brutal. Si bien la totalidad de los Harrier y Sea Harrier habían despegado poco antes, todavía quedaban a bordo seis Westland Wessex HU-5 del 848 Sqn. y tres Chinook HC.1 del 18 Sqn de la RAF; junto a un único Westland Sea Lynx HAS.2 (XZ700) del 815 Sqn de la Royal Navy que había sido transferido de manera transitoria desde el “Hermes” y que pertenecía todavía a la Escuadrilla 203 embarcada en el HMS (D87) “Newcastle”. Otro Chinook había también alcanzado a partir desde el buque luego de los aparatos de ala fija pero además de los mencionados helicópteros, todavía quedaban los insumos logísticos para unos 4500 hombres, junto a armamento diverso.
Dos días después, y cuando el fuego había consumido completamente las mas de 14 Tn del buque se hundieron en el océano.
Doce hombres, entre ellos su Comandante Ian North – veterano de la 2da Guerra Mundial – murieron en el ataque.
Vaya el respeto para quienes entregaron su vida, defendiendo un uniforme diferente.