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Por Horacio Clariá

El lunes 24 de febrero de 2025 será recordado, dentro de varios lustros, como el renacimiento de la Fuerza Aérea Argentina.

Así de importante fue el evento vivido en Tandil. La incorporación del F-16 no es solo la introducción de un cazabombardero supersónico que finalmente reemplazará a los Mirage que dejaron de volar hace casi una década, en el hoy lejano Noviembre de 2015. Es la incorporación de un sistema de armas completo, no sólo el material aéreo si no un cambio que debería ser refundacional para la Fuerza Aérea.
En efecto, el cambio de denominación en el tradicional sistema de matrículas de la FAA así lo demuestra, no es “I” (“India”, interceptor) ni “C” (“Charlie”, cazabombardero)… es “M” por “MULTIROL”. Usar la “I” o la “C” hubiera quedado “corto” para las capacidades del nuevo sistema. Haber decidido el empleo de la “M” es un signo más de lo trascendental de este nuevo capítulo en la historia de la Fuerza Aérea.

Las capacidades de la aviónica y sistemas que integran el F-16 por fin van a llevar a la Fuerza Aérea Argentina a un nivel en el que debió haber estado hace por lo menos hace 30 años, simplemente pensando en el empleo de misiles BVR (Beyond Visual Range) de largo alcance (160 km de alcance) o de armamento guiado por láser. Este armamento es estándar en las principales fuerzas aéreas del mundo e incluso en las de paises de la región, como Chile y Brasil. Pero además, el F-16 argentino tendrá sistemas para la recolección y transmisión de datos en vuelo, lo que abre un nuevo abanico de posibilidades en el empleo de información táctica. También contará con modernos sistemas de autoprotección como dispensadores de chaff/bengalas, sistemas de alerta de misiles, receptor de alerta de radar y sistema de interferencias electrónicas (ECM). El paquete de armamento adquirido se mantiene reservado dentro del lógico secreto militar, pero se prevé que incluya bombas JDAM, kits de guiado por láser Paveway, misiles de mediano alcance AIM-120D AMRAAM, misil aire-tierra AGM-65 Maverick y aire-aire de corto alcance AIM-9X Sidewinder, pods de designación de blancos Litening y más… Todo esto constituye un salto cualitativo superlativo, sin precedentes para la Fuerza Aérea (quizás comparable al cambio revolucionario que provocó la compra de los F-86F Sabre hace casi 65 años atrás).

La falta de decisión política para realizar este tipo de inversiones finalmente se revirtió en 2024 y se pudo firmar un contrato de compra con Dinamarca (por los aviones, repuestos, armamento, simulador de vuelo y mucho material más) y con Estados Unidos (por armamento y sistemas). Es de destacar el formidable trabajo realizado por el staff del Programa F-16 de la Fuerza Aérea que por más de 2 años trabajaron incansablemente para lograr este materializar un contrato casi sin antecedentes en la Fuerza Aérea. Como se menciona, no se trató solo del avión sino de todo el paquete asociado al mismo (los “fierros”), que es lo que hizo la diferencia cualitativa y que demandó muchísima negociación y determinación. De no haberse logrado la adquisición de todo el paquete de armamento y sistemas asociados  no hubiera tenido sentido haber seleccionado el Viper.

Obviamente el monto de USD 700M de este programa no son poca cosa para un país con tantos problemas y carencias como Argentina, pero finalmente se ha tomado la decisión de reconstruir las Fuerzas Armadas, como activo irremplazable de la nación. Concretamente y en el caso de la Fuerza Aérea, se viene a solucionar uno de esos tantos problemas, que era la carencia de un avión supersónico de combate moderno.

La presentación que tuvo lugar en la noche de Tandil el pasado lunes 24Feb25  debía estar a la altura de un acontecimiento de esta magnitud . Distinta a todo, con una puesta en escena novedosa y emocionante, que se transmitió via redes sociales y que permitió que el pueblo argentino pueda finalmente ver a un F-16 con los colores argentinos. Es verdad que se trató del avión número 25,  que será empleado para adiestramiento terrestre, y que el tiempo demostrará lo importante y valiosa de su adquisición. A fin de año llegarán las primeras máquinas en vuelo desde Europa y seguramente habrá otro importante acto.

Pero volviendo a lo que representa este sistema de armas, es un antes y después en lo que hace a las capacidades operativas de la Fuerza Aérea. Se vienen años muy intensos donde se deberá realizar un importante trabajo de reconversión interna para estar a la altura, tanto a nivel del proceso de adiestramiento de las tripulaciones, del personal técnico, pero también a nivel  administrativo, de seguridad, de inteligencia, de guerra electrónica, de ciberseguridad. Se trata, sin lugar a dudas de un cambio de paradigma.

Toda esta adecuación en los recursos humanos también tendrá que ser acompañada una reconversión en la infraestructura tanto de las unidades aéreas como de los aeródromos. El primer paso ya empezó en Tandil (futuro asiento del F-16) y Río Cuarto (unidad de mantenimiento) donde ya comenzaron los trabajos en la modernización de las instalaciones. Esto implicará una demanda importante de recursos donde el Estado Nacional y el Poder Político no pueden desentenderse y deberán acompañar con las partidas necesarias para cumplir con los cronogramas establecidos, como así también en la asignación de los presupuestos operativos necesarios para garantizar que el F-16 y todo su potencial pueda concretarse a lo largo de todos estos años que están por venir, sin desangrar a los demás aeronaves y unidades de la FAA. Es decir, los presupuestos deberán ser mayores para cubrir la operación de una aeronave moderna.
El poder político debe entender que el mantenimiento de la Soberanía y de un adecuado y moderno sistema defensivo requiere de una inversión acorde y constante, no solo en los primeros años… sino a lo largo de toda la vida útil del sistema de armas para garantizar 1) una adecuada disponibilidad de aeronaves en servicio, 2) la dotación de pilotos operativos necesarios y personal de apoyo capacitado, 3) los medios de apoyo a la operación de estas máquinas – como por ejemplo los reabastecedores Boeing KC-135 –  y 4) un arsenal de armamento adecuado y moderno.
En este sentido, es de esperar que las lecciones que vivió la Fuerza Aérea con el A-4AR Fightinghawk finalmente hayan sido tenidas en cuenta para no repetir la historia.

En la ceremonia de presentación a cargo del Brigadier Gustavo Valverde – en compañía del Ministro de Defensa Luis Petri y el Jefe del Estado Mayor Conjunto Brigadier General Xavier Isaac –  quedó claramente manifestada todo este compromiso. Como broche de oro, la presencia de pilotos veteranos de guerra le dio un cierre perfecto a este reequipamiento trascendental en curso. Su presencia recuerda el valor, coraje y heroísmo que tuvo toda la FAA en Malvinas y de los valores y acciones que no deben olvidarse, para que sigan siendo una enseñanza para este futuro cercano que se vislumbra lleno de desafíos y máximos compromisos con la llegada del tan esperado y preciado Fighting Falcon.