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Por Javier Mosquera

Un 11 de Enero de 1977, hace hoy 44 años, se cerraba de la peor manera la mayor tragedia aérea antártica de la República Argentina.

La sucesión de hechos nefastos había comenzado el 15Sep76 cuando el Lockheed SP-2E Neptune 0644/2-P-103 se estrellaba contra una de las laderas del Cerro Barnard en la Isla Livingston, perteneciente a las Islas Shetland del Sur con 11 personas a bordo.

El fatídico vuelo del cuatrimotor naval (el SP-2E estaba propulsado por dos Wright R3350 Turbo compound de 3250 hp y dos reactores Westinghouse J34 de 3250 lbs de empuje) se había iniciado en la mañana de ese día, mientras llevaba a cabo un vuelo de exploración glaciológica, que además permitiría aportar datos a la ruta que debería realizar el rompehielos ARA (Q4) Gral San Martin durante el desarrollo de la Campaña Antartica 1976/1977. Pasado el mediodía y anta la falta de comunicación por parte de la tripulación del Neptune, se lo declaró en emergencia y se ordenó el despliegue a la zona de otra aeronave de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, el EP-2E Neptune 0541/2-P-101 para iniciar la búsqueda del aparato desaparecido.
La tarea no dio resultado y el “101” debió regresar a la base luego de experimentar severa formación de hielo y fallas que le impidieron continuar la búsqueda.
La tarea continuó sin resultado alguno los días siguientes y recién el 18Sep76 el Lockheed C-130H Hercules TC-67 de la Fuerza Aérea Argentina divisó los restos de la aeronave, ubicados en posición 62º46’S y 60º21’W, aproximadamente a 20 km al noreste de la isla Decepción, sin observar sobrevivientes.

La triste confirmación llegaría de manera certera el día 24 de ese mes, cuando con el De Havlland DHC-6 Twin Otter T-85 destacado en la Base Vicecomodoro Marambio se realizó un vuelo a baja altura sobre la posición indicada, certificando el accidente.

Sin embargo, las condiciones en la zona no hicieron posible llegar hasta el lugar del siniestro y la recuperación de la tripulación fallecida quedaría para más tarde, cuando las condiciones meteorológicas lo permitieran.

Con la llegada del verano, se planificó la tarea de rescate con apoyo aéreo a cargo de uno de los novísimos Bell 212 del Comando de Aviación de Ejército embarcado en el ARA (Q4) Grl San Martín, con una tripulación integrada por el  Tte 1ro Mario García, el Tte Alejandro Merani y los Sarg Gustavo Ibarra y  Luis Segura. El AE-451 había sido recibido hacia un mes atrás y eran los primeros bimotores de alas rotativas de la Alfa Eco. Con menos de 100 hs de vuelo desde su puesta en servicio oficial en Diciembre de 1976, el Bell había recibido pintura naranja sobre el carenado del rotor de cola y la parte superior de los estabilizadores verticales, como medida de identificación adicional para destacarse contra la nieve, por si la máquina tenía algún problema.

Luego de una semana de espera a que pasara un fuerte temporal de nieve, las condiciones meteorológicas mejoraron y el AE-451 pudo despegar el 11Ene77 con una carga consistente en carpas, víveres y elementos de apoyo para la columna del Grupo de Rescate Antártico del Ejército Argentino, que iba a intentar llegar a través de una pendiente de 70º al lugar donde se encontraban los restos del infortunado Neptune y sus ocupantes.

Ante la falta de equipo antártico para condiciones de frío extremo, el Sarg Gustavo Ibarra permaneció en el rompehielos y el “451” partió al mando del Tte 1ro Garcia, el Ten Merani y el Sarg Segura como mecánico de a bordo, acompañados en el trayecto por el Bell UH-1H H-11 de la Fuerza Aérea hasta la llegada a la Isla Livingston.
Una vez alcanzado el punto indicado a unos 1500 mts de altura, procedieron a dejar la carga mencionada pero cuando la máquina realizaba el regreso, una fuerte condición de viento y nieve produjo un “blanqueo” y la consiguiente desorientación espacial hizo que el helicóptero impactara contra la ladera del cerro.
Inmediatamente de ocurrido el accidente, el H-11 confirmó el impacto en el lugar, pero la mala meteorología lo obligó a retornar. Al dia siguiente, el mismo H-11 confirmó que los tres ocupantes del Bell 212 habían fallecido.

A diferencia de los camaradas de la Armada, los cuerpos de los tripulantes del AE-451 lograron ser recuperados y despedidos a bordo del rompehielos, en una ceremonia realizada a popa del buque, para ser trasladados luego a la ciudad de Ushuaia, a bordo del aviso ARA (A-3) Francisco de Gurruchaga. La llegada del Aviso y su posterior regreso al continente tampoco había estado exenta de peligros, luego de una difícil navegación a través del Pasaje de Drake.

Luego del luctuoso final, se decidió que la infortunada tripulación del Neptune quedara en el lugar, como centinelas de la presencia argentina en el Continente Blanco. Descansan allí desde entonces el CC Arnaldo Mutto; TN Miguel Berraz; el TN Carlos Migliardo; el TC Claudio Cabut; el SS Nelson Villagra; el SS Juan Noto; el SS Reimberto Brizuela; el CP Omar Campastri; el CI Benjamín Scesa; el CI Jesús Arroyo y el camarógrafo del Canal 13 TV Ushuaia, Rodolfo Rivarola.

Como la campaña debía continuar y para que la pérdida de los integrantes de las fuerzas armadas no fuera en vano, el Comando de Aviación de Ejército destacó un Bell UH-1H en reemplazo del aparato accidentado. Al mando del Cap Oriozabala y el Ten Musante, el UH se destacó a bordo del Grl San Martín y sumó al Sarg Ibarra para continuar con las tareas en el Continente Blanco, donde el aprovisionamiento de la Base Belgrano I era una de las prioridades de la misma.

Como recordatorio a la tripulación perdida a bordo del AE-451, los tres Aerospatiale AS-332B Super Puma adquiridos años más tarde para la Aviación de Ejército y con fondos de la Dirección Nacional del Antártico recibieron los nombres de los tres integrantes del fatídico vuelo, que entregaron su vida en cumplimiento del deber.

Fuentes Consultadas:

Sarg (R) Gustavo Ibarra
Fundación Marambio
Gaceta Marinera
www.histarmar.com.ar

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